Cartas a un niño que
no nació
Carta nº VI
Hermosa, implacable, dolorosamente
justa, dirige su dedo acusador hacia nosotros. Tú y yo, ya no le pertenecemos,
hemos roto sus cánones, hemos roto su sonrisa, estamos al margen de Ella y
hemos pretendido olvidarla. Sus ojos hermosos, nos acusan llenos de ira, sin un
átomo de piedad; sus manos inmaculadas, esgrimen un pergamino ajado donde se
lee… “Veredicto, CULPABLES”. Sus pies firmes no saben del barro que nosotros
pisamos, no quiere mancharse acercándose un poco a nuestro rincón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario