Cartas a un niño que
no nació
Carta nº V
Mírale hijo, el más
importante en este juego. Él, que debería saltar de alegría con tu vida, él,
que debería verter palabras de aliento en mis oídos, él tiene la mascara más
importante, la persuasión.
Me
acaricia, me besa, me mima, grita y se desespera, vuelve a acariciarme… ¿Me
está ofreciendo amor?, no, sólo me persuade para que te mate.
Besa
mi boca, para acallar mi súplica; acaricia mis pechos, para que sus manos me
hagan olvidar el dulzor de tu boca; quiere cerrar con su sexo la puerta por
donde has de salir a la vida.
¡Míralo!,
¡no te tapes los ojos!, mira con horror como yo miro, esta máscara hermosa de
la persuasión.
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