Cartas a un niño que
no nació
Carta nº II
Pequeño engendro, no
nacido aún:
Hoy
la esperanza me recubre el corazón de terciopelo verde, y el cielo es azul. Una
fuerza de sangre renovada me empuja a la lucha: contra la Sociedad que te juzga,
contra el amor que te condena, contra el mundo que te quiere matar.
Hoy
pequeño, te quiero, sé que aún no eres, pero ya eres para mí. ¡Mi pequeño
coagulo de sangre, que envileces y engrandeces!
Esta
soledad de tierra fecunda, tirita con tu frío de miedo, se estremece con el
pensamiento de tu muerte. Pero hoy… pequeño mío… te hago una promesa de
jazmines, de primaveras en flor, de otoños secos, de inviernos lluviosos. Te
prometo el mundo que ellos te quieren quitar. Hoy, hijo mío, soy mujer y quiero
darte vida.
Lucharé
por ti, moriré por ti y si es preciso, mataré por ti, pero ¡serás hombre, hijo
mío! ¡Contra todo y contra todos, nacerás!